lunes, 26 de abril de 2010

Leiva III - Encuentros y trepadas

Los primeros días en Leiva los pasamos íntegros en el sector "La Pecera". El plan, era el habitual, barrerlo de cabo a rabo hasta dejarlo limpito a excepción de un 7a+/b que quedaba para tiempos mejores.

Entre idas y venidas, encadenes y muchos pegues, la vida transcurría ocupada en tareas básicas como dormir bien, desayunar mejor y cenar como si no hubiera mañana. Entretenidos en estos quehaceres, compartíamos campo base con una serie de vecinos "estables" que, como nosotros, encontraron en Murcia la climatología soñada para una Semana Santa activa:

Los vascos: No puede haber zona de escalada en periodo vacacional sin vascos. Se podría decir que dan caché a una escuela... si no hay vascos, es que la roca no es buena, si los hay, todo lo contrario y si abundan, es que has acertado de pleno en tu destino vertical. Los "nuestros" vivían en una autocaravana y tenían una enorme Pitbull que tenía acojonada a Pepa. Eran de largo los más disciplinados: Madrugaban, escalaban siempre en pared y se recogían los primeros.

Los güiris: Representados por una cordada mixta franco-lusitana. Nuestros vecinos más duraderos: Anne y Pedro. Dos chavales que estudiaban en La Coruña y viajaban en una Kangoo adaptada para los menesteres viajeros de los montañeros. Realmente encantadores. Nos ofrecían de todo, trataban a Pepa como si fuera suya, nos enseñaron maniobras de asistencia al 2º de cordada y nos regalaron un cordino para hacer un prusik... Pero sobre todo, contagiaban buena onda y tenían un aspecto pulcro que nosotros no conseguíamos ni bajando a ducharnos todos los días.

La vasca y el murciano: El murciano tenía aspecto de perro viejo, lo había escalado todo, se las sabía todas y era un tipo de lo más cercano. De sus labios supimos por primera vez de la existencia de una vía llamada "Carrillo-Cantabella"

El Javi y la Susana (o también "El manoplas y Cucurichito"): Después de algunas llamadas, nuestros amigos trotamundos se animan a visitarnos ya entrada la semana. Abrir la puerta de "La Bestia" y ver aparcada cerquita la Renault Master amarilla, hace que te recorra el cuerpo un chispazo de alegría indisimulable. ¡Se acabaron las prisas! Desde su llegada, nuestro ya perezoso ritmo se ralentiza hasta límites que llegan a la exasperación... Sin embargo nos da tiempo a todo y hacemos más cosas que antes... ¿Qué clase de magia les acompaña?

Pablo ("Bultaco"), Chema y sus colegas: Un día oigo un "¡Alberto!" y me los encuentro de bruces en el parking... A Pablo le cogimos cariño desde el principio, cuando le conocimos en Montanejos con Pep, y desde entonces nos hemos ido encontrado con él aquí y allá y siempre nos da un alegrón. A lo largo de nuestra estancia nos cruzamos con ellos un par de veces más, siempre de buen humor y siempre haciendo planes de compartir unas cervezas que, por problemas logísticos no pudieron ser. ¡Quedan pendientes Tron!



La Carrillo-Cantabella





... Como decía antes, el murciano nos había recomendado para nuestro grado y equipamiento (ninguno) "La Carrillo-Cantabella", Pedro y Anne la hicieron y nos animaron... Pero yo me resistía... No llevábamos cuerda doble, ningún cacharro y ni siquiera un fisurero...

¿Y si nos atascamos en un largo y no podemos rapelar? ¿Y si Gema no puede con un paso?...¿Y si...?

Le planteé mis preocupaciones a Pedro, que en respuesta me enseñó una técnica para desmultiplicar el peso del segundo y poder tirar de él, con más eficiencia, en caso de bloqueo en un paso... Además me regaló un cordino para hacer el prusik que la maniobra requería...

Gema quería escalar en pared... Decía que confiaba en mi plenamente... ¡Bendita inconsciencia! ... Y también curiosa la mente humana, que a pesar del miedo esta deseando meterse en fregados.

Una tarde nos encontramos en el limpiaparabrisas de la furgo el croquis de la vía con un par de líneas de ánimo por cortesía de Chema y la presencia de Javi y Susana hizo el resto.

Como puede parecer que estábamos ante un reto difícil y no era así, vamos a situarnos en su justa medida: Estamos hablando de una vía de 5 largos, de dificultad máxima 6a, totalmente equipada y con chapas a distancia razonable para los deportivos... La roca excelente, la línea bonita y salida por la cumbre... Una clásica con traje deportivo... sin embargo yo no lo sabía y estaba acojo... digo acongojado, con lo que todo lo que pasaba por mi cabeza era de largo más que exagerado..

El día 2 de abril, un viernes, nos levantamos con más pachorra que nunca, tardamos en desayunar lo indecible y en recoger lo insoportable y, pasadas las dos, cuando ya volvían los vascos de proezas muy alejadas de nuestro reto, iniciábamos los cuatro la marcha por el camino forestal "Prado Mayor".

Javi y Susana, sin prisa alguna (la experiencia es un grado) marcan el ritmo y, aunque parezca mentira, vuelven a tener razón. Las vías elegidas son sin duda las más repetidas... pero la gente "normal" madruga y nosotros no. Así que, cuando llegamos a pie de vía, en vez de esperar, nos encontramos a la última cordada un par de largos por encima de nuestras cabezas... Con lo que nos ponemos los arneses, nos ajustamos las magneseras, nos encastramos el casco y nos ponemos a escalar tratando de disimular la tensión.

El primer largo es bastante fácil y subo sin tropezarme con ninguna dificultad. Gema hace lo mismo, pero mientras lo hace, me percato de un pequeño problemilla... la cuerda de 10,2 de Roca esta hinchada como una boa, y recuperar cuerda se convierte en una tarea bastante costosa....

Cuando Gema llega a la reunión estoy más cansado de recuperar cuerda que de la trepada en sí. Sin embargo Gema está animada y eso hace que bloquee cualquier mal augurio y seguimos adelante.

En el segundo largo se acaba tanta facilidad, hay que pensar más los pasos y a veces apretar un poco. A Gema le supone sufrir. Para rematar, la reunión es algo colgada y Gema se viene un poco abajo... Por contra yo estoy muy centrado, este largo era uno de los 6a y estamos los dos en la reunión... Ahora mismo estamos más cerca a nivel psicológico de la cima que del suelo... ¡Ya no hay quien nos pare!

El 3º largo no ofrece complicaciones, es algo más vertical y va teniendo ambiente, a parte de eso, es muy disfrutón. Gema sube como una moto y yo sigo reventándome en las recuperaciones... Estamos cada vez más animados pero callamos al respecto, se nos ha dado muy bien hasta aquí pero como se suele decir, hasta el rabo todo es toro.

El 4º largo es un agradable trámite a través de un espolón hasta el 5º, en el que la vía se hace algo más difícil de seguir, los parabolt alejan un poco más y cuesta localizarlos... Llega un momento en el que tengo que parar y me pongo nervioso ¿Por dónde diablos sigue esto? Esta situación no dura ni un minuto pero es para mí el peor momento. Por fin veo el siguiente parabolt, y el siguiente, y el siguiente... Finalmente llego debajo del último resalte, una especie de diedro-chimenea de unos 4 metros. No es fácil el jodio', pero con la cima tan cerca no escalo, vuelo... Me han dicho que la reunión no se ve de primeras... que mire a la derecha... ¡Ahí está!

Gema se reune conmigo en la cima al cabo de un ratillo, la veo luchar los pasos del diedro final bastante relajada, lejos de la tensión del segundo largo. A continuación, como los grandes montañeros, foto de cumbre, beso y...¡Otra cima pa' la buchaca!


La Cordada Mulero-Gutierrez había elegido la vía paralela a la nuestra "La Pepillo-Cantabella" algo más dura, pero pecata minuta para nuestros amigos. Susana lideraba todos los largos y Javi se dejaba llevar disfrutando del paisaje. A veces las dos vías se aproximaban bastante e intercambiábamos algunas palabras con ellos, pero otras nos alejábamos y perdíamos toda referencia visual.

Por encima de ellos, otra pareja les precedía eran Isabel y Víctor. Nos conocimos en la cumbre y compartimos el descenso. Con ellos también acabamos dejando pendientes unas cervezas... y pedirles el correo electrónico para pasarles fotos que seguro que les hubiera gustado tener.

Cuando finalizamos el descenso Gema y yo retrocedimos a pie de vía para recoger a Pepa. Era la primera vez que la atábamos y que se quedaba sola en toda la semana, así que estábamos preocupados y ansiosos de comprobar que estaba bien. Un ladrido nervioso al acercarnos fue todo lo que necesitábamos oír para respirar tranquilos. Aunque relajarnos del todo no lo conseguimos hasta volver al camino forestal y alejarnos de la posible caída de piedras.

Llegamos al parking cuando ya había caído el sol, cuando los vascos probablemente llevaran horas durmiendo. Una nota en el limpiaparabrisas de Anne y Pedro nos dejaba un sabor agridulce, les había ido bien en su vía pero estaban agotados y habían decidido irse. Nos hubiera gustado despedirnos en condiciones.

El domingo desayunamos con Javi y Susana. Nosotros partíamos y ellos seguían, así que intentamos disfrutar su compañía y del desayuno con todos nuestros sentidos. Nos fuimos sobre las dos, ellos iniciaban camino hacia las vías... Prisa Mata.

4 comentarios:

  1. Leo tu entrada y vuelvo a esos días sin prisas cargados de buenos momentos. Has conseguido emocionarme, y sobre todo, en una mañana dificil como la de hoy, reconfortarme. Gracias

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  2. Gracias "Anónima"... Eres mi más fiel e importante lectora.

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  3. Qué buenas las fotos con Isabel... mi nombre es Víctor, no Carlos
    Un saludo camarada!
    victor.val.andres@gmail.com

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  4. Hola Víctor... Siento lo del nombre, ahora mismo lo rectifico y te envío las fotos que tengo vuestras. Un abrazo.

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