jueves, 25 de noviembre de 2010

Donde nos lleve el camino.

A veces la escalada, esa actividad a la que tanto tiempo dedicamos y que tanto nos gusta, la climatología y la propia vida se alían para cambiar los derroteros de un guión que hasta hace dos semanas parecía claro.

En la anterior entrada, fijaba mis objetivos en tres vías de Patones a las que ya les tenía echado el ojo y también algo de magnesio, pero por allí no se nos ha vuelto a ver el pelo. Desde entonces un cambio radical de climatología, un par de asuntos personales y la veda en Patones a la vuelta de la esquina (15 de enero a 15 de junio) han reducido el margen de actuación a nivel de "sálvese quien pueda". Nos toca ser flexibles y quitarnos la cara de poker: si surge la posibilidad de escalar en la Pedri, pues pa' ya que vamos y se acabó.

Está posibilidad se ha presentado dos veces desde la última entrada y me he encontrado con dos "presas" que ya llevaban la marca de mis gatos y poco más, pues salieron vivas dejándome el orgullo compunjido.

En una primera visita enfilamos al Cancho de los Brezos, verbigracia de Almu, Zule, Bea y Antonio y tras una agradable sesión con buenas vías de trámite me volví a encontrar cara a cara con la "Pepi" una de esas vías que se apellidan 6b y que te suena a chiste. En mi anterior encuentro, Sergio (Avista) fue mi compi y sólo él logró encadenarla. Yo me dejé los gatos, la moral y la vergüenza en sus pulidos primeros metros, pataleando como un niño al que le han quitado un caramelo. Esta vez no tenía tanto tiempo, pero hacía más frío y en La Pedri ya se sabe. Tras un primer pegue y echándose la noche encima recurrí a mis nuevecísimos Miura y el combate se decantó de mi lado.

Ayer volvimos a la Pedriza, pero tomamos la senda de la Placa de las Nueve, nuevamente a contrareloj. No antes de las 2 nos habíamos puesto los arneses y empezamos a darle caña a la roca, aquello estaba atestado de vasca, pero a nosotros, llegar tarde a los sitios, siempre nos ha salido bien. La gente iba dejando libres ante nuestras narices todo aquello que nos interesaba y Gema y yo pudimos arrancarle algo al día.

Se dice aquello de "El burro delante pa que no se espante" así que empezaré por mí. "Farfolla" es otra placa pedricera que me debe una suela de goma Five Ten. Allí, una tarde de abril de 2008 vi ante mis ojos como Pepe se la sacaba a vista y me dejaba las cintas puestas y ni con esas fuí capaz de matizar los difíciles pasos de sus primeros metros. Exactamente los que te llevan desde su primer y retorcido parabolt hasta su segundo pasado de rosca, en las inmediaciones del cual, sería bonito no caerse, más que nada por si quieres volver a casa y te gusta que te reconozcan. Esta es la vía, aunque te quedan 20 metros más hasta su brillante reunión de acero inoxidable.

De nuevo el sol se estaba retirando a sus aposentos y yo, que con las prisas no había mirado la guía, pensaba que estaba escalando un 6a o un 6a+ que ya tenía encadenado. Sin embargo no hacía más que caerme en el mismo punto... Estaba bastante desconcentrado: Que si la Pepa se pone a llorar y no se la ve, que si como la tengo encadenada tampoco importa tanto, que si se hace de noche... en fin, que no le estaba dando demasiada importancia... hasta que como a San Pablo camino de Dámaso, llega a mis oidos una voz conocida que dice... "Esa vía es buenísima, es un 6b+ difícil, pero muy, muy bueno"... ¿6b+?

Automáticamente me doy cuenta de donde estoy, Pepa reaparece y se tumba tranquilita en mi forro polar, todo parece una señal, me concentro y saco el paso. Escalo unos metros más y enseguida me doy cuenta de que la guerra termina una vez se supera el segundo parabolt, así que bajo, me pongo los gatos de encadenar con prisas y me saco el pegue definitivo con los últimos rallitos de luz que llevan su nombre directamente al número 516 de mi libreta de encadenamientos.

Gema después de probar ¡Cómo pesa! al tope rope y pasarlo fatal decidió confiar en la UIAA, en los anclajes fijos, en la cuerda y de paso en mí. Así, deja de pensar en que se iba a ostiar y se centra en poner los pies como la roca exige, a apretar las ñapas, y por tanto, a sacarse los pasos. Fue un pegue al tope rope, pero un pegue muy diferente a otros. Pequeños pasos para una chica, pero grandes pasos para una escaladora en crisis de fe.

Así que la cosa sigue, y las velas están preparadas para dejarnos llevar. Tiene su punto el no saber donde te lleva el camino... hay que ser water my friend.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Objetivos por cumplir

Poco a poco el 2010 va encarando la recta final y el tiempo apremia cara a conseguir los objetivos propuestos. Por distintos motivos, este año ha tocado escalar algo menos y lo previsto a principios de enero no va a poder ser cumplido... Probablemente no llegará ese 7a ni tampoco, parece, sea el año en que no sea excepción escalar también vías clásicas. Estoy a una vía, eso sí, de igualar el número de 6c's encadenados el año pasado, pero con eso si que tengo claro que no me conformo.

Tengo 3 vías probadas en Patones, muy diferentes: Rejas de Cuarzo 6c+, Lobo Estepario 6b+ y, la más desagradable de la terna que tiene 6 metros, 2 chapas y reunión y no pasa de 6b+/c. La bautizaron "Cachito Free" y todos los que aparcan en el parking de enmedio pasan por delante sin hacerla ni caso.

Rejas de Cuarzo, sin duda preciosa, es un viejo proyecto de hace años, abandonado por desesperación. Unos primeros metros sencillos, desembocan en un desplome que hay que cruzar en travesía hacia la izquierda, un par de pasos duros nos ponen en la placa superior donde nos encontramos con el paso clave. Un sólo paso y alcanzamos buen canto hasta arriba. Pero ese paso, hasta ahora, se me ha presentado irresistible.

Lobo Estepario, es de esos 6b+ al límite del 6c o bien metidos en el. Una entrada desplomada y dura hasta poder chapar la primera algo alta, y que todavía nos hará darlo todo unos metros más. Una vía extraordinaria. Explosiva, divertida en la que hay que entrar convencido y a muerte.

Cachito Free, es el patito feo. Una vía que no puedes recomendar a nadie, que deseas más que nada encadenarla por quitártela de encima y que sin embargo se resiste. En el fondo, muy en el fondo, me gustan estas vías que nadie quiere, esas en las que las piezas del puzle son pocas y están claras y aún así no encajan. Me gustan, me desesperan y al mismo tiempo no dejo de odiarlas.

Si me hago con ellas antes de que nos cierren la mitad de Patones por la prohibición, podré entregarme a la Pedriza más contento que un niño con zapatos nuevos plenamente satisfecho de lo que ha dado de si este año en lo vertical.

martes, 9 de noviembre de 2010

Tres meses y un poco de todo.

Hubo una época en la que llegué a escribir en este blog tanto, que me quedé sin cosas que decir y las entradas cayeron en lo rutinario y superficial. Hoy, que hace tres meses que no me pasaba por aquí, acumulo tantas cosas que contar, que no va a ser nada fácil dar forma a esta "pantalla en blanco". Lo intentaré porqué disfruto con ello y, porque al igual que me encanta leer, también me encanta escribir... Por cierto y hablando de todo un poco, tengo otro blog, en el que escribo de cosas muy diferentes y que está más desangelado aun que éste, se llama www.alflash.blogspot.com y nació a raíz de la muerte de María... surgió como una escapada de Bitácora Vertical cuando en aquel momento todo me parecía vacio de contenido. Ahora va tomando un derrotero muy diferente a la escalada y en él no me siento atado a ningún hilo conductor, quien quiera, que se pase.

Entrando en materia, Gema y yo pudimos disfrutar de 24 días de vacaciones en la que rompimos todas las rutinas, incluida las que hacemos con gusto como escalar. Ahora veo lo necesario que es a veces parar las máquinas y dar un golpe de timón. Curiosamente, la parada, llegó cuando la motivación vertical había vuelto con fuerza y empezaba a recuperar mi mejor nivel de escalada.

El golpe de timón se llamó Turquía, y atendía a un viejo proyecto de Gema que luego con las aportaciones de ambos, se hizo común. Allá nos fuímos con las mochilas, el equipo de escalada, la Lonely Planet, tres noches de hotel en Estambul y los ahorros que a estos efectos habíamos ido destinando casi desde que nuestra relación se convirtió en una relación.

Pasamos 24 días en aquel país. El viaje se merece una larga entrada y espero poder dedicársela antes de que acabe el año; resaltaré un hecho, no escalamos, salvo que se pueda llamar escalar dedicarle una hora una tarde en Olimpos y, no escalamos, porque encontramos otras cosas mejores que hacer y fuimos capaces de verlas... Vacaciones en todas las de la ley.

Pilar, la hermana de Gema, nos hizo el grandísimo favor de ocuparse de Pepa durante nuestra singladura turca. Nunca estaremos lo suficientemente agradecidos, ni suficientemente en deuda, pues sus circunstancias no eran fáciles y a la tarea le dedicó mucha energía y toneladas de ilusión. ¡Gracias Pilar!

Una vez en Madrid, enseguida volvimos a nuestros trabajos (menos mal que aun tenemos) y en 5 días nos encontramos otra vez en sábado y rumbo a Patones... Personalmente, a mí, el parón me vino fenomenal y apenas había perdido nada, lo de Gema y este año es un tema entre bloqueos psíquicos, logística inadecuada y errores de mentalización ... el caso es que poseyendo todas las cualidades en bruto para disfrutar al máximo en esto de la escalada: altura, peso, fuerza, y ganas... estás se diluyen en cuanto pasa de la primera cinta presa de un pánico fuera de control.

Almudena, Antonio y Zulema y también, claro, Tula y Cora se han convertido en miembros de nuestra familia vertical, esa que nada tiene que ver con los apellidos o la sangre y si con muchas cervezas en el Manolo... Inciso: ¡Qué viva el Bar Manolo y las chicas que lo llevan!

Pepe ha sido durante estos meses pieza clave en retomar una mentalidad escaladora más ambiciosa y más abierta. Al escalar un día extra entre semana, he podido dejar de lado mis pequeñas obsesiones y vicios, abrir la mente y dejarme llevar a otros lados... Así he conocido la escalada de Peñalara, el Alto del Telégrafo y Torrelodones, lugares a los cuales, por cabezonería, no había querido ir nunca y de los que he salido encantado. La actitud ante la escalada, más friki más de subir el listón y un cierto nivel sano de pique... (él es mejor que yo tres pueblos, pero yo sólo le dejo creer que como mucho es un pueblo y si acaso) Han producido gloriosas tardes en las que hemos escalado, hablado de mujeres y acabado bebiendo cerveza... Ningún sabio reconocido habla de ello, pero esta es otra arista de la felicidad y no se paga con Visa ni con Mastercard.

También ha habido momentos desgradables, nunca me tiro flores ni evito hablar mal de lo que a mí me atañe, soy como soy aunque no siempre consigo dar mi mejor versión. Un día en Patones, llegué a las manos con otro chaval. Nos amargamos el día mutuamente y los dos podíamos haberlo evitado. Admito mi parte en toda la cadena de acontecimientos, de dimes y diretes que nos llevo a dar el espectáculo. Me quedo con que al final nos dimos la mano, que él y yo no hemos dejado cuentas pendientes y que cada uno a su manera se disculpó. Él no se fue dejándome la sensación de ser un mal tipo y seguro que no lo es. Yo por mi parte he tomado medidas para que, la misma situación de origen, no se repita más veces... ojalá que sea así.

Los Chukeles, o Javi y Susana siguen su viaje, o EL VIAJE, recuerdo su blog que, como ellos, está cargado de buena onda y ni hay falsa modestia ni egos superlativos, por eso todo el mundo que les conoce quiere a estos dos: http://chukelilandia.blogspot.com

Cerremos volviendo a la parte más friqui de la escalada que también da para otra entrada, y esta vez sí, si puedo se la dedicaré, pues he superado la cifra de 500 vías encadenadas algunas de las cuales han dejado mucha huella por la propia vía, por quienes estuvieron allí conmigo y por lo bien que me lo he pasado a su costa sin meterle el dedo en el ojo a nadie ni joder el planeta.

Añado que pasó otro septiembre en el que María no cumplió años, otro año en el que todos los que se tropezaron un segundo con ella la echaran de menos. Se que tengo unas cuantas deudas pendientes con ella y aspiro a saldarlas. Intento al menos, no olvidar lo que aprendí de ella y por ella. Sin ella y sin dejar de quererla, nada de lo que ahora quiero y me quiere existiría, y por ella voy siendo capaz de conservarlo.

Acabo con Gema, aquí si que ni Visa, ni MasterCard ni dólares americanos que paguen que exista, que me aguante y que sea exactamente como es...